lunes, 19 de julio de 2010

Volcanes


Un volcán (del dios mitológico Vulcano) es un conducto que pone en comunicación directa la parte superior de la corteza sólida con los niveles inferiores de la misma. Es también una estructura geológica por la cual emergen el magma (roca fundida) en forma de lava y gases del interior del planeta. El ascenso ocurre generalmente en episodios de actividad violenta denominados «erupciones», la cuales pueden variar en intensidad, duración y frecuencia; siendo desde conductos de corrientes de lava hasta explosiones extremadamente destructivas.

Generalmente adquieren una característica forma cónica que es formada por la presión del magma subterráneo así como de la acumulación de material de erupciones anteriores. Encima del volcán podemos encontrar su cráter o caldera.

Los volcanes se pueden encontrar en la tierra así como en otros planetas y satélites, algunos de los cuales están formados de materiales que consideramos "fríos"; estos son los criovolcanes. Es decir, en ellos el hielo actúa como roca mientras la fría agua líquida interna actúa como el magma; esto ocurre -por ejemplo- en la fría luna de de Júpiter llamada Europa.

Por lo general, los volcanes se forman en los límites de placas tectónicas, aunque hay excepciones llamadas puntos calientes o hot spots ubicados en el interior de placas tectónicas, como es el caso de las islas Hawaii. También existen volcanes submarinos que pueden expulsar el material suficiente para formar islas volcánicas.

Los geólogos han clasificado los volcanes en tres categorías: volcanes en escudo, conos de cenizas y conos compuestos (también conocidos como estratovolcanes).


Estructura básica

El conducto que comunica el volcán con las profundidades generalmente forma una reservatorio de magma en el interior de la corteza sólida. Esta cámara acumula grandes cantidades de materia y presión que es capaz de levantar el terreno. El conducto que comunica esta cámara con la superficie se denomina chimenea. Se comunica directamente con la cima del edificio volcánico, donde está cráter.

Cuando ocurre la erupción, el magma generalmente se acumula en el cráter o caldera hasta desbordarse, formándose ríos y cuevas de magma que pueden fluir distancias de varias decenas de kilómetros hasta solidificarse. Durante algunas erupciones, según la fuerza de la misma, también pueden ocurrir algunos eventos sísmicos.

La presión del magma, junto el material acumulado de anteriores erupciones, suelen formar una montaña cónica en la superficie que puede alcanzar una altura variable de unas centenas de metros hasta varios kilómetros. Algunos volcanes, después de sufrir erupciones grandes, se colapsan formando enormes depresiones en sus cimas que superan el kilómetro de diámetro. Estas estructuras reciben el nombre de calderas capaz de acumular agua pluvial.

Ningún volcán es idéntico a cualquier otro, ya que algunos apenas han erupcionado, mientras que otros mantienen una corriente constante de lava, como es el caso del volcán de Hawaii.


Volcanes extraterrestres

La Tierra no es el único planeta del Sistema Solar que tiene actividad volcánica. Venus tiene un intenso vulcanismo con unos 500.000 volcanes. Marte tiene la cumbre más alta del sistema solar: el Monte Olimpo, un volcán dado por apagado con una base de unos 600 km y más de 27 km de altura. No obstante, este planeta parece ya no tener actividad volcánica apreciable.

Nuestra Luna está cubierta de inmensos campos de basalto, lo que sugiere que tuvo una corta pero considerable actividad volcánica que hoy muy probablemente está extinta.

Debido a las bajas temperaturas del espacio, algunos volcanes de nuestro sistema solar están formados de hielo que actúa como roca, mientras su agua líquida interna actúa como la magma; esto ocurre -por ejemplo- en la fría luna de de Júpiter llamada Europa. Estos reciben el nombre de criovolcáns, de los cuales hay también en Encélado. La Voyager 2 descubrió en agosto de 1989, sobre Tritón, rastros de criovulcanismo y géiseres. La búsqueda de vida extraterrestre se ha interesado en buscar rastros de vida en sistemas criovolcánicos donde hay agua líquida y por ende, una fuente de radiación en calor considerable; estos son elementos escenciales para la vida.

Existen volcanes un poco más similares a los terrestres, sobre otros satélites de Júpiter como en el caso de Ío. La sonda Voyager 1 permitió fotografiar en marzo de 1979 una erupción en Ío. Los astrofísicos estudian los datos de esta cosecha fantástica que extiende el campo de estudio de la vulcanología. El conocimiento del fenómeno tal como se produce sobre la Tierra pasa en adelante por su estudio en el espacio.

La temperatura y composición química de los volcanes del sistema solar varían considerablemente entre los planetas y los satélites. Además, el tipo de materiales arrojados en sus erupciones es muy diferente de los arrojados en la Tierra.


Actividad volcánica

salida de productos gaseosos, líquidos y sólidos lanzados por las explosiones constituye los paroxismos o erupciones del volcán.

Los volcanes se pueden clasificar de diferentes maneras teniendo en consideración factores diversos. Con respecto a la frecuencia de su actividad eruptiva los volcanes pueden ser:

Volcanes activos

Los volcanes activos son aquellos que entran en actividad eruptiva. La mayoría de los volcanes ocasionalmente entran en actividad y permanecen en reposo la mayor parte del tiempo. Para bienestar de la humanidad solamente unos pocos están en erupción continua. El período de actividad eruptiva puede durar desde una hora hasta varios años. Este ha sido el caso del volcán de Pacaya. Los intervalos de calma entre erupciones pueden durar meses, décadas y en ocasiones hasta siglos. Sin embargo, no se ha descubierto aún un método seguro para predecir las erupciones.

Volcanes durmientes

Los volcanes durmientes son aquellos que mantienen ciertos signos de actividad como lo son las aguas termales y han entrado en actividad esporádicamente. Dentro de esta categoría suelen incluirse las fumarolas y los volcanes con largos períodos en inactividad entre erupción. Un volcán se considera activo si su última erupción fue antes de 25.000 años.

Volcanes extintos

Los volcanes extintos son aquellos que estuvieron en actividad durante períodos muy lejanos y no muestran indicios de que puedan reactivarse en el futuro. Son muy frecuentes, aunque la inactividad que las describe puede reactivarse nuevamente en muy raras ocasiones, estos volcanes generalmente han dejado de mostrar actividad desde hace muchos siglos antes de ser considerados extintos.

La actividad eruptiva es casi siempre intermitente, ya que los períodos de paroxismo alternan con otros de descanso, durante los cuales el volcán parece extinguido (Vesubio, Teide, Teneguía, Fuji, etc.). Consiste en el desplazamiento de las rocas ígneas o en estado de fusión, desde el interior de la corteza terrestre hacia el exterior. Estos materiales salen a la superficie terrestre como si fueran ríos de rocas fundidas, conformando un volcán activo, al impulso de los gases.


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